ACTAS DE CABILDO DEL MUNICIPIO DE COLIMA

El acervo del Archivo Histórico del Municipio de Colima es uno de los más ricos y antiguos de la región occidente de nuestro país, con testimonios documentales que datan del primer tercio del siglo XVI, unos de los más significativos son la referencia de una acta de Cabildo de 1532 que presenta íntegra la nómina del cuerpo edilicio y, en otro contexto, el documento, en su original, de la "tutela de bienes a favor de Mateo, menor hijo de Juan de Porta..." fechada el 25 de marzo de 1535.

Antecedentes primigenios que no solamente nos remiten al origen común que desde entonces nos fraterniza, sino que de manera fehaciente dan constancia y fiel testimonio del quehacer no solo gubernativo emprendido por alcaldes, síndicos y regidores miembros de aquel cuerpo edilicio, sino que nos comparten en mucho el ser social de los vecinos de aquel Colima, de sus afanes y de sus logros, de sus aspiraciones y actos comunes que, acumulados en el tiempo, han dado como resultado este Colima que nos fue heredado, que compartimos y del que somos parte.

Con esa certidumbre por un lado, y el compromiso con el pasado por el otro, la casa de la memoria de los colimenses, fiel a su esencia, desde hace poco más de un par de lustros se echó a cuestas la tarea de rescatar desde el polvo y los olvidos las acciones que, con la concurrencia de voluntades y las naturales disidencias, definieron los derroteros económicos, políticos y culturales de su momento y que, a la distancia, nos ofrecen el sepia fotográfico de una sociedad dinámica y en permanente transformación.

El siglo veinte es un siglo de grandes cambios potenciados en la capital colimense y su región, con fenómenos naturales que hablan del trasiego colectivo para adaptarse no solo a otro entorno que es constantemente alterado por erupciones volcánicas, ciclones, inundaciones, incendios, plagas y epidemias; sino, también, por el arribo tecnológico que intempestivamente se abrió paso con la electricidad, el telégrafo, el teléfono y el ferrocarril seguido por el transporte terrestre y aéreo, lo que más pronto que tarde cambió los horizontes y muchas de las costumbres de aquel Colima.

Cambios que no fueron los únicos ni quedaron ahí, y que, como se dilucida en las actas registrales del Cabildo, fueron sucedidos por otros movimientos, quizá los que más impactan, los sociales, con los ecos de una revolución que desde el norte acá tuvo su propia resonancia y, de manera más directa, la cristiada que desde atrás del volcán alcanzó la costa hasta los médanos litorales que, luego de los consecutivos sismos mediañeros de los 30, también abatió el maremoto agitando conciencias temerarias, como lo hizo la segunda guerra mundial que alistó inocencias juveniles para trocarlas en el posterior activismo estudiantil que paulatinamente reconfiguró el mapa sociopolítico local.

Hechos que a veces de soslayo trascienden en la filigrana caligráfica de los amanuenses de principios de siglo y luego de los taquígrafos que a máquina salvaron las palabras que, después, de manera electrónica, también otros preservaron, cada quien en su época, rescatando las ideas y a veces hasta las emociones de aquellos que con sus decisiones dictaron la realidad evidente en las 2 mil 462 actas de los 42 volúmenes consignados del periodo de 1900 a 1958 y de los otros 178 libros en los que obran mil 562 actas de 1959 al año 2012; a las que se suman 126 actas de los 35 libros de la administración municipal 2012-2015, incluyendo sus 510 anexos; por último se incorporan 52 volúmenes del periodo de 2015 al 2018; que las que se incorporan 157 actas y 653 anexos, es decir, 4 mil 307 actas de Cabildo digitalizadas y contenidas en 307 empastados en acervo de esta benemérita institución y cuya resulta no hubiera sido posible sin la iniciativa y tesón particularmente de Francisco Javier Zúñiga Cortés, el entonces encargado de sistematización, ahora director de administración y finanzas, quien desde entonces aportó los elementos para iniciar esta travesía informática en la que nuestra institución ha sido pionera y se ha mantenido a la vanguardia.

Obra que vista así, solo en números, si bien nos pueden dar una idea de su trascendencia histórica, poco puede decirnos del trabajo que conllevó y que resulta justo reconocer, puesto que no solamente implicó la digitalización en sí, sino la creación, rudimentaria, si se quiere, dada la época, de las primeras herramientas que con creatividad y talento le fueron dando forma hasta convertirse en modelo para dar el resultado que hoy se tiene enfrente y que no tengo duda, será paulatinamente valorado conforme pase el tiempo, el mismo tiempo cuya memoria salvaguarda y tiene a disposición, como este valioso producto digital del que hoy hace entrega, el Archivo Histórico del Municipio de Colima.

Noé Guerra Pimentel.

Director.



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